Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia.
La irregenerada iniquidad se mimetiza en el alma.
Persistente en su asechanza el angel de luz no nos deja ver su entenebrecida malicia,
que es contraria a la Palabra.
Sí, porque podremos oír de continuo la Sagrada Escritura;
pero aun así el corazón se muestra endurecido.
Y, oh Señor, tu admirable luz no la percibe su fatua espesura,
que en el abismo de sus concupiscencias sigue sumido.
Las ancestrales reminiscencias pecaminosas,
son un lastre impenitente.
Oh Cristo Jesús, Tú viniste a deshacer las obras del diablo, que envilecen nuestras vidas por ser tan perniciosas.
Derrama de tu gracia, para transformar la maldad en bondad del ser irreverente.
Tuyo es el poder y la gloria,
oh Señor Jesucristo.
Invocad su nombre en victoria,
y se derramará sobre toda carne la verdad del Santo Espíritu.
La salvación es individual,
oh Omnipotente Salvador.
Conságrame en la perfecta senda celestial,
y moraré en la eternidad de tu majestuoso amor.
Paz de Cristo
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