- La Biblia enseña: Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
- Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
- que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
- Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,
- y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
- Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
- y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
- Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
- Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;
- y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
- Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas.
- El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.
- Oh mi Cristo, la bíblica revelación del tiempo postrero, es de la que da cuenta este sagrado libro.
- Y al que estaba en el Espíritu, oh Señor, le fue audible tu voz majestuosa.
- Y el Todopoderoso, fue inconmensurablemente preciso en anunciar de forma taxativa el cumplimiento espiritual de lo que debería acontecer, en la que sin arruga y sin mancha es su amada Iglesia.
- Y se hizo visible la menorá, con siete brazos de metal áureo;
- y Tú lo presidías, oh Hijo del Hombre, Sumo Dios Soberano.
- Sobrenatural, oh Dios Eterno,
- eran tus vestiduras, y tus radiantes ojos; y una voz, con el arrollador sonido del que en el mar arbolado emiten sus ondas.
- Hasta siete estrellas, oh Altísimo, sustenta tu excelsa diestra; y esgrimías una espada de aguzados filos, que es el Espíritu de la Sagrada Palabra; y en tu rostro resplandeciente de gracia, era visible la gloria eterna.
- El desmayo del que le vio, fue inminente. Pero él Rey de reyes le confortó, diciendo: No te perturbes, yo habitó la eternidad, desde el final hasta el principio;
- y soy el primogénito resucitado de entre los muertos. Y lo que yo abro o cierro, nadie puede cerrar o abrir; porque yo tengo del cielo y del infierno las únicas llaves.
- Y por ser eternos mis pensamientos, escríbelos para concienciar a las almas atribuladas.
- Y así, puedan servir de gran testimonio a las siete iglesias.
- Paz de Cristo
martes, 12 de noviembre de 2024
EL PRIMOGÉNITO DE LOS MUERTOS RESUCITADO ES EL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO
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