- ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
- Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí tal codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
- Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
- Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
- porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
- De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
- ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
- Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
- Oh mi Cristo, con tu única y perfecta verdad, toda maldición desharás.
- Toda la Sagrada Escritura está inspirada por el Santo Espíritu; y resolviendo de raíz, con su poder sobrenatural todo mundano entuerto.
- Oh Cristo Jesús, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- La Sagrada Palabra es viva y eficaz, y su radiante luz toda perniciosa obscuridad resuelve;
- y en el abismo la sepultó.
- Porque las gloriosas bienaventuranzas te las dado el Eterno.
- Y únicamente por la angosta senda llegarás al paraíso;
- porque el Señor Todopoderoso,
- con su inmarcesible amor te hubo santificado.
- Paz de Cristo
martes, 26 de noviembre de 2024
ROMANOS 7:7-14 EN CRISTO
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