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miércoles, 20 de noviembre de 2024

LA VERDAD ES PERPETUA EN CRISTO

  • La Biblia enseña: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
  • con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los uno a los otros en amor,
  • solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
  • Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
  • un Señor, una fe, un bautismo, 
  • un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y en todos.
  • Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 
  • Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. 
  • Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
  • El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 
  • Y él mismo constituyó a unos apostoles; a otros profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros,
  • a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
  • hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
  • para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar, emplean con astucia las artimañas del error,
  • sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 
  • de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
  • Oh mi Cristo, sólo los que invocan tu santo nombre serán bienaventurados,
  • y por lo mismo, darán gloria los que te aman con celoso fervor,
  • porque Tú eres uno, oh Señor, desde la eternidad y hasta la eternidad. 
  • La amada Iglesia es el cuerpo de Cristo, profesandole todos sus genuinos siervos la más sublime adoración. 
  • Pero solo uno es el Dios Altísimo,
  • el único Padre Eterno de los que son y no son santificados. 
  • Sin embargo, la medida de gracia a cada uno la el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo. 
  • Porque con su muerte, sepultura y resurrección venció al maligno, y como consecuencia nos redimió de todos nuestros pecados con sus eternas bendiciones.
  • Y es que, el gran Yo Soy, visito a las almas en el seol para que recibieran también el nuevo pacto de la gracia.
  • Y obedeciendo a tus propios designios, oh Cristo Jesús, subiste a tu celestial trono regio.
  • El refrendo de sus reglas tuvieron cumplimiento constituyendo a apostoles, a profetas, a evangelistas, a pastores y a maestros,
  • con el fin de perfeccionarnos, para dar testimonio en su glorioso nombre de la obra del ministerio, y poder consumar tu salvación, oh Altísimo,
  • y así morar contigo, oh Sumo Redentor, en el paraíso. 
  • Echad fuera todo temor,
  • para santificaros en el que es cabeza de la Iglesia, el Omnipotente Señor Jesucristo,
  • para que en el día postrero, veamos en santidad tu bendita faz, oh Soberano Señor. 
  •              Paz de Cristo 

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