- ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
- Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.
- Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera.
- Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
- Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por ley obran en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
- Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
- Oh mi Cristo, en todo caso jamás prosperará la asechanza del maligno, para el siervo que con perseverante tenacidad le resiste.
- Salvaguardar el matrimonio, siempre excluye al adulteró, que no se vio en su unión hasta la muerte comprometido.
- De facto, la muerte de uno de los cónyuges, se ajusta a la preceptiva promesa.
- Es el fruto del Espíritu, la longanimidad espiritual de los siervos consagrados.
- Porque el que no es nueva criatura en Cristo, ha obviado las doctrinas fundamentales del genuino creyente.
- Y es que, cuando Cristo Jesús, crucificado en el madero, dijo: Consumado es. Se rasgó de arriba abajo el velo del templo; y sólo los que viven en el Espíritu, se negaron a sí mismo, para ser hacedores de la Sagrada Palabra; y su alma en santidad, morare con el Soberano Redentor en la gloria eterna.
- Paz de Cristo
lunes, 25 de noviembre de 2024
ROMANOS 7:1-6 EN CRISTO
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