ROMANOS 2:1-11 EN CRISTO

• Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
• Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
• ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
• ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
• Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
• el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
• vida eterna a los que,  perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 
• pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
• tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
• pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
• porque no hay acepción de personas para con Dios. 
• Oh mi Cristo, tanto el que haga el bien como el mal, dejarán indeleble su huella, oh Santo de Israel, en tu glorioso camino.
• Porque tu juicio, oh Eterno, se enmarca en la unica e indisoluble irrefutabilidad.
• Y es que, la justicia del ser humano, no es de recibo, ni siquiera en los siervos consagrados. 
• ¿Tú mortal, eres tan irreverente en tu ignorancia, capaz de esclarecer quien se postrará o no a los santisimos pies del Eterno?
• Y es que, el pétreo corazón humano, se muestra en precario, ante la espiritualidad de los bienaventurados.
• Porque unicamente al Rey de reyes y Señor de señores, le es potestativo dar sus glorias:
• al siervo irreprensible, la eterna gloria, por perseverar hasta el fin en su Cristocéntrica fidelidad,
• y lo diametralmente contrario, al que se provee de los trapos de inmundicia.
• Todo lo que representa la maldad, se reconocerá en el siervo errático,
• y al que practica la benignidad, en su bendicion de lo alto;
• porque de ningún inmundo favor, serán los siervos de vestiduras blancas, que por el Altísimo Señor Jesucristo han sido para salvación escogidos. 
•                  Paz de Cristo