- Sabemos que no se conocieron el trigo y el centeno;
- pero estos prodigiosos cereales,
- los creó con su excelsa diestra el Eterno,
- en el santuario de sus designios inescrutables.
- Grandioso es que en la frondosidad de la tierra,
- germinen el trigo y el centeno.
- Y es que, Tú, oh Señor, eres el pan de vida, para el que adoración te profesa;
- y anhela traspasar el umbral del glorioso firmamento.
- Porque áureo aroma,
- oh Altísimo,
- emana de la perfecta chapata.
- Y es en el Lugar Santísimo,
- donde habrá de quebrantarse el profano, para la salvación del alma.
- Paz de Cristo
lunes, 4 de noviembre de 2024
TÚ ERES EL PAN DE VIDA, OH CRISTO
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