- Oh mi Cristo,
- la manifestación de gloria permanece inmarcesible en tu majestuoso nombre;
- porque desciende del cielo bendito,
- para revestirnos con su gracia eterna e indeleble.
- Jesús, dijo: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre e el labrador.
- Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
- Oh Sumo Formador,
- la sabiduría imperecedera nos es perceptible por tu Sagrado Escrito.
- Oh Soberano Redentor,
- en el ajusticiamiento de la cruz del Calvario,
- nos fue concernido tu excelso amor,
- que proviene del glorioso santuario.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público se hicieron visibles un sinnúmero de milagros.
- Y cada uno de estos prodigios fue edificado en la inconmensurable fe,
- de los que te adoraron a tus pies postrados.
- Oh Alfa y Omega,
- todos tus frutos están sellados con tu excelsa gloria.
- Y es que, oh Rey de reyes, Tú eres la estrella resplandeciente de la mañana,
- que das luz a tus genuinos siervos, coronándoles en victoria.
- Paz de Cristo
lunes, 13 de diciembre de 2021
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