- Oh mi Cristo,
- el adorador que palpa tu sagrada llaga; no percibe, sino la eterna gloria.
- Y su regocijo es el del Santo Espíritu;
- porque únicamente en Él concibe la postrera victoria.
- Oh Alto y Sublime, Tú habitas la eternidad;
- y no le has puesto límite a la creación, porque no ha lugar.
- Cristocéntrica es la santísima verdad,
- que pervive encriptada en el poder de amar.
- Oh Soberano Redentor,
- la simbología de tu abominable crucifixión,
- es vista por el profano como el estrambote del amor;
- al ser rechazada, por gran parte de la humanidad, su inconmensurable compasión.
- Oh Santo de Israel,
- a tus propios discípulos les sobrepasó tu resurrección.
- Y les recriminó su falta de fe, verbalizando Jesús: Porque palpasteis mi llaga, creísteis; bienaventurado el que creyere sin ver.
- Y a raíz de este suceso, creó la gran comisión.
- Jesús, asevera: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
- El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
- Oh Rey de reyes y Señor de señores, para ser salvos hemos de guardar absoluta obediencia a la Sagrada Escritura;
- porque el que persevere en su cumplimiento, traspasará el eterno umbral del bienaventurado.
- Paz de Cristo
viernes, 17 de diciembre de 2021
¿ERES TÚ EL SIERVO QUE PROFESA INMARCESIBLE ADORACIÓN EN CRISTO?
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