- Oh mi Cristo Redentor,
- en tu inmolación de la cruz del Calvario, no dejaste nada al azar.
- Tal fue la majestuosidad de tu glorioso amor;
- que pusiste tu vida y la volviste a tomar.
- Oh Rey de la gloria,
- sin tu excelso sacrificio, para el ser humano, no hubiera habido remisión de pecados.
- Y esta es, sobre el maligno, tu sobrenatural victoria;
- para los que en el nombre que es sobre todo nombre, hemos sido santificados.
- Oh Rey de reyes,
- en todo lugar, el diablo vierte sobre nosotros su maldición para sacarnos del camino.
- Pero, oh Señor, a nuestro corazón lo has blindado con tus misericordias y favores,
- para soslayar toda inmundicia del maligno.
- Oh Sumo Alfarero,
- por nuestra siniestra vida, llegamos a tu prodigiosa rueda absolutamente rotos.
- Pero has moldeado nuestro vaso, y lo has hecho rebosar de gracia, para traspasar en el día postrero,
- el umbral de tus hijos gloriosos.
- Oh mi Cristo,
- deudores somos de tu incomparable piedad.
- Pero en el eterno refugio del Santo Espíritu,
- nos has dado a conocer inmerecidamente la santísima verdad.
- Paz de Cristo
jueves, 30 de diciembre de 2021
SOSLAYAD TODA TRAMPA MORTAL EN CRISTO
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