LA INDIFERENCIA ANTE LO ESPIRITUAL, SUME EN EL ABISMO AL SER HUMANO, OH CRISTO

• Jesús, dijo: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
• Pero hay algunos de vosotros que no creen. 
• Oh mi Cristo, en tu Sagrada Palabra, la eternidad nos es concernida;
• e invariablemente, lleva implícita la verdadera salvación del alma en la eterna gloria del Edén. 
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• La Biblia dice: Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto axilio en las tribulaciones.
• Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. 
• Oh Alto y Sublime, nuestro eterno refugio son tus bendiciones, 
• que nos guardan en la indubitable certeza. 
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• La Biblia enseña: Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
• Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 
• Oh Rey de reyes, el que quiera seguirte, de todo su corazón ha de obedecer al Sagrado Escrito, 
• que es consubstancial a la verdad. 
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• La Biblia constata: Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 
• Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 
• Oh Señor Omnipotente, nuestro mayor exponente es ser tus hijos bienaventurados, 
• por habernos concernido el don de la fe.
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• La Biblia enfatiza: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 
• Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 
• Oh gran Yo Soy, el inmundo con su indiferencia nunca podrá agradarte.
• Y es que, los que vivís en el obscurantismo, a eterna condenación iréis.
•                     Paz de Cristo