- Oh mi Cristo,
- ninguno de los siervos que te profesamos adoración,
- hubiéramos podido pensar que se nos manifestaría la excelsa gloria del Santo Espíritu,
- que es tu sobrenatural presencia a la sazón.
- Oh Soberano Redentor,
- el sacrificio en la cruz del Calvario, es el fruto de la santísima piedad que vive en tu inconmensurable corazón; y que da vida, y late al unísono, oh Rey de reyes, con tu universal creación.
- Dios es amor;
- y este es el vínculo perfecto, que propicia en nosotros la gloriosa salvación.
- Oh Fiel y Verdadero,
- todos y cada uno de los versículos de la Sagrada Escritura,
- nos dan el conocimiento propio del Eterno.
- Y nos traen el recordatorio, de que por el bautismo en el nombre de Jesucristo, de Él fuimos revestidos cada uno de sus hijos, como una nueva criatura.
- ¡Jesús te ama!
- Oh bendito Cristo, de tu Evangelio somos heraldos,
- y sin desmayo te damos la gloria y la honra predicando las buenas nuevas de salvación eterna,
- para que, oh Señor, se cumpla tu propósito de los que han de ser salvos.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público nos enseñaste a superar la angostura del camino.
- Y no por otro don, sino por el don de la fe,
- será el que como siervos aprobados, nos permitirá en santidad ver la faz del Señor Altísimo.
- Paz de Cristo
martes, 30 de noviembre de 2021
ESTAMOS COMPLETOS EN CRISTO
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