GUARDA CON MÁXIMO CELO LA SABIDURÍA DE LO ALTO, PORQUE TE LA HA DADO CRISTO

• La Biblia dice: Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar.
• Porque él mira hasta los fines de la tierra, y ve cuanto hay bajo los cielos. 
• Oh mi Cristo, la mayor gloria del ser humano es poderte adorar;
• y contemplar tu sublime creación, caminando espiritualmente por sus ilimitados senderos. 
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• La Biblia enseña: Al dar peso al viento, y poner las aguas por medida; cuando él dio ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos, entonces la veía él, y la manifestaba; la preparó y la descubrió también. 
• Y dijo al hombre: He aquí el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia. 
• Oh Santo de Israel, en tu eterno pensamiento se manifiesta el Edén, 
• que es la luz inaccesible de tu magnificencia. 
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• La Biblia enfatiza: ¿Extendiste Tú con él los cielos, firmes como un espejo fundido?
• Muéstranos qué le hemos de decir; porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas.
• Oh Cristo Redentor, Tú te inmolaste en la cruz del Calvario, para ser por tu majestuosa sangre, nuestro pecado redimido;
• pero el inicuo se substrae, oh Señor, a tus gloriosas ofrendas.
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• La Biblia constata: Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
• Lo temerán por tanto los hombres; Él no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio.
• Oh Hijo del Hombre, Tú viniste a servir a la humanidad; pero el que se haya sometido al maligno te aborrecerá.
• Y es que, has de negarte a ti mismo y tomar tu cruz, para dar tu vida, si ha lugar, cómo Cristo la dio por la abyecta humanidad en la cruz del Calvario. 
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• La Biblia asevera: Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor; al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz.
• Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos. 
• Oh Sumo Creador, 
• por amor de tu santo nombre, solo morarán en la eterna gloria tus hijos probos.
•                     Paz de Cristo