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viernes, 5 de noviembre de 2021

EL PECADO, ESTIGMA DEL QUE LIBERTAS AL QUE CREE EN TU NOMBRE, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario, hizo el nuevo pacto de la gracia.
  • Y con tu muerte, oh Cordero inmolado, pagaste el mayor precio,
  • para darnos vida y vida en abundancia.
  •  
  • La Biblia dice: Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 
  • Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. 
  • Oh Santo de Israel, gloriosas son tus bendiciones;
  • para el que anhela ser bienaventurado. 

  • La Biblia enfatiza: Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 
  • Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 
  • Oh Fiel y Verdadero, en tu Sagrada Escritura, nuestra alma se ha santificado;
  • porque en toda senda angosta, hacemos visibles las huellas del amor.

  • La Biblia enseña: Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, cómo piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 
  • Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado.
  • Oh Alto y Sublime, ninguna bendición nos será concedida, sino por tu Santo Espíritu;
  • y es que, nadie traspasará el umbral del cielo, sin un cuerpo digno de ser glorificado.

  • Jesús, asevera: Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
  • Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 
  • Oh gran Yo Soy, la perversa asechanza del maligno nos quiere arrastrar a su séptico lodo;
  • pero al invocar tu nombre que es sobre todo nombre, oh Cristo Jesús, la sabiduría de lo alto a nuestra alma atribulada revelas.
  •                     Paz de Cristo 

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