- Oh mi Cristo,
- glorioso refugio es tu Sagrada Palabra.
- Sí, porque tu gozo es mi fortaleza, oh Señor, ante la asechanza del maligno.
- Y loar tu majestuoso nombre, es lo que a mi alma sustenta.
- Oh Santo de Israel,
- nunca hubo pecado en tu pensamiento.
- Y por ser el autor y consumador de la fe;
- tu gloria siempre fue manifestada, sin que mediara impedimento.
- Oh Soberano Redentor,
- asumiste tu muerte, y muerte de cruz, para libertar a la humanidad del pernicioso pecado.
- Y nadie ha dado tan excelso amor,
- para transformar la vileza más séptica del profano en un ser bienaventurado.
- Oh Sumo Alfarero,
- en tu rueda moldeaste nuestro espíritu, alma y cuerpo.
- Pero la salvación o condenación del alma será en el día postrero.
- Porque vendrás, oh Rey de reyes, y separarás a las ovejas de los cabritos en tu arrebatamiento.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- en el día aquel, sabremos cuál es tu amada Iglesia.
- Y es que, a la gloria eterna se irá contigo, oh gran Yo Soy, el siervo bendito,
- que permaneció con el corazón postrado a tus pies, emanando santísima fragancia.
- Paz de Cristo
domingo, 28 de noviembre de 2021
EL QUE SE ASOMA AL ABISMO, NO ESTÁ EN CRISTO
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