JUAN 16:12,13 EN CRISTO

• Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
• Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
• Oh mi Cristo, con la presencia del Espíritu Santo, tus siervos tendrán un gozo sin par;
• porque su revelación de gloria podrán percibir.
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• Oh Cristo Redentor, 
• sí, fue tu sacrificio en la cruz del Calvario, lo que tus discípulos no iban a poder sobrellevar.
• Porque tu muerte, sepultura y resurrección, oh Señor Jesús, se tradujo en una tribulación de incredulidad y pavor,
• por la gran incertidumbre de lo que les pudiera pasar. 
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• Jesús, dijo: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
• Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
• Oh Sumo Salvador, Tú demandas de nuestro corazón que testifique de tu resurrección, para el que se empecina en no creer, y te es, oh Señor, irreverente;
• forme parte, de los que por fe vieron.
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• Y te apareciste a más de cinco mil personas, durante cuarenta días después de resucitado, oh Cristo Jesús.
•  Y nadie entendía, que eras el Señor resucitado; porque habías vencido con tu muerte al imperio de la muerte, dándonos eterna victoria.
• Y es que, oh Rey de reyes, siguen yendo contigo las hordas de fariseos, con una soterrada incredulidad camino de Emaús;
• siendo tropezadero a los genuinos heraldos, que nos has manifestado tu excelsa gloria. 
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• Y antes de tu ascensión a los cielos, oh Altísimo Señor Jesucristo, creaste la gran comisión, diciendo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 
• El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 
•  Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, sin ti nada podemos hacer, dices en la Sagrada Escritura.
• Guárdanos, oh gran Yo Soy, en todas las pruebas de los falsos predicadores de tu Sagrada Palabra; para perseverar hasta el fin, en la sobrenatural senda del bienaventurado.
•                     Paz de Cristo