NADIE CONOCE EL MISTERIOSO INSTANTE DE SU CONVERSIÓN, OH CRISTO

• Oh mi Cristo, 
• insospechada es la circunstancia, en la que con el Rey de reyes y Señor de señores tiene el ser humano su primer encuentro.
• Es tan grandioso el impás, oh Santo Espíritu, 
• en la vida del que cree, que se produce un antes y un después en la medida del tiempo. 
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• Oh Soberano Redentor, 
• existe una certidumbre en la tierra, entre antes de tu muerte, y después de tu muerte.
• Y fue algo análogo, lo que sucedió en aquel día; cuando te ofrendamos nuestra vida, oh Omnipotente Señor, 
• para amarte con todas nuestras fuerzas, corazón, alma y mente.
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• Jesús, dijo: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
• El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. 
• Oh Santo de Israel, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
• Y todo el que no invoque tu majestuoso nombre se perderá. 
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• La Biblia enfatiza: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 
• En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
• Oh Sumo Salvador, 
• únicamente asidos a tu glorioso nombre, podemos ser bienaventurados. 
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• La Biblia asevera: Sabemos que somos de Dios, y el mundo está bajo el maligno.
• Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
• Oh gran Yo Soy, tus genuinos siervos, de gracia, tenemos entrada en el Lugar Santísimo;
• porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
•                Paz de Cristo