- Oh mi Cristo,
- es muy fácil decir que creemos en tu santo nombre.
- Pero el camino angosto de la obediencia a tu Sagrado Escrito,
- nos deriva a activar la ancha asechanza del maligno, para ser doblegados por su obscura servidumbre.
- Oh Cristo Redentor,
- con tu muerte en la cruz del Calvario, venciste al imperio de la muerte.
- Y nos diste tu majestuoso perdón con tan excelso amor,
- que el pecado de toda la humanidad, redimiste y justificaste.
- Oh Sumo Alfarero,
- en tu perfecta rueda,
- todo se armonizó para que el vaso de maldición, se transformara en un vaso nuevo;
- pero no hubo lugar, para hacer una santísima criatura, en el día de la prueba.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo,
- para que se cumplieran las Escrituras, al tercer día fuiste el primogénito de los muertos resucitado.
- Y de tan prodigioso milagro nadie daba crédito;
- y es que, el mundo no sabía que tu pusiste la vida y la volviste a tomar, oh bendito Cristo inmolado.
- Oh Todopoderoso Señor Jesucristo,
- tu ajusticiamiento en la cruz del monte Calvario, es la sobrenatural obra que verdaderamente salva el alma.
- Pero es que, el que no haya creído en el poder del Santo Espíritu,
- no recibirá la eterna salvación de su sagrada gracia.
- Paz de Cristo
lunes, 27 de diciembre de 2021
TU VERDADERO DISCÍPULO, NUNCA SE SOMETERÁ AL MALIGNO, OH CRISTO
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