EL VETO CONTRA EL MALIGNO, ES RESPALDADO POR TU SANTA UNCIÓN, OH CRISTO

• La Biblia dice: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
• Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 
• Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio, permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 
• Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.
• Os he escrito esto sobre los que os engañan.
• Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. 
• Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 
• Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él. 
• Oh mi Cristo, 
• tu pensamiento eterno a todas las tinieblas deshace.
• Porque lo que Tú cierras, oh Señor, nadie abre,
• y lo que Tú abres nadie cierra.
• Todos los impíos que contra ti se ensañan,
• oh Cristo Jesús, es que no recibieron de tu gracia el don de la fe.
• Y es que, tus auténticos siervos santificados, 
• oh Rey de la gloria, son los que ven por fe, lo que otros no ven.
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• Oh Santo de Israel, 
• tu pensamiento de eternidad, siempre fue fidedigno al principio bíblico. 
• Y tu advertencia al que de sus pecados no se arrepintiere,
• es que su alma no moraría en el glorioso paraíso. 
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• Oh Hijo del Hombre, 
• en el juicio final, se refutará toda palabra ociosa que haya salido de nuestra boca. 
• Porque en tu santo nombre, 
• no tiene que haber ningún resquicio de insolemnidad, atribuible a quien lo invoca.
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• Oh Sumo Hacedor,
• toda la creación está con tu sublime gracia sellada.
• Y es tu excelso amor,
• el que la hace bienaventurada.
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• Oh Eterno, 
• no existe ningún pensamiento del ser humano que Tú no conozcas.
• Y porque tu majestuosa verdad, oh Rey de reyes, vino del cielo,
• habremos de quebrantar a tus santísimos pies, nuestras almas pretenciosas.
•                Paz de Cristo