- Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
- El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
- Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida.
- El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
- Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él vivirá por mí.
- Éste es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.
- Oh mi Cristo, nada obra fuera de tus caminos;
- y los tales, a tus auténticos siervos han de llevar al cielo.
- Y es que, de gracia recibida,
- tenéis el don de la fe.
- Yo soy el primero y el último, el principio y el fin;
- y os he dado a conocer, los preceptos eternos biblicamente.
- Oh Cristo Altísimo,
- de tu santuario partimos y a tu santuario volveremos;
- pero antes, hemos de quebrantar nuestro espíritu en el Lugar Santísimo.
- Y por tu gran misericordia, oh Señor, nuestra alma verá tu santa faz en los inefables cielos.
- Oh Sumo Alfarero,
- la opacidad en nuestra mirada, se cura con tu majestuosa luz.
- Y tuviste que moldear en tu sobrenatural rueda, oh Rey de reyes, al que fue en tu glorioso nombre un siervo nuevo.
- Nada le fue impedimento, para predicar sin desmayo la sana doctrina; y ser hacedor de la misma, inquiriendo en la Sagrada Palabra, con celosa e inquebrantable actitud.
- Oh Alto y Sublime,
- guárdame en la paz de tu primoroso regazo.
- Y advertiré con máximo rigor, no distorsionar de la Escritura, ni una jota ni una tilde;
- para dar a conocer su eterno conocimiento, al que quiera ser un probo santo.
- La Biblia dice: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
- Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
- Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
- Oh Cristo Redentor, Tú me has amado de todo tu corazón,
- para que en el día postrero sea bienaventurado.
- Pero para tal gracia, se ha de consumar todo mi ser, peregrinando a la nueva Jerusalén; y con un cuerpo glorificado, pasear por su calles de purísimo oro.
- Paz de Cristo
lunes, 10 de abril de 2023
TODO MI SER SE CONSUMA EN CRISTO
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