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martes, 4 de abril de 2023

LA FIDELIDAD ESPIRITUAL NO SE SUBSTANCIA EN LA TIERRA, SINO EN EL REINO DE LOS CIELOS, OH CRISTO

  • Jesús, dijo: No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
  • Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
  • Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
  • Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
  • Oh mi Cristo, de ti sobre todo esperaremos, 
  • que por tu misericordia nuestras almas sean salvas.
  • Y estar contigo eternamente bendecidas, 
  • en la gloria celestial.

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • Tú multiplicaste los panes y los peces;
  • y resucitaste de la muerte, 
  • a muchos que jamás esperaron, oh Señor, que a la vida de nuevo les trajeses. 

  • Oh gran Dios, 
  • porque no luchamos, sino contra huestes espirituales. 
  • Hemos de estar en tu majestuoso nombre consagrados, 
  • para que de las hordas demoníacas siempre nos guardes.
  •  
  • Oh Santo de Israel, 
  • a ti mismo te tentó el diablo en el desierto. 
  • Pero por ser Tú, el autor y consumador de la fe,
  • fallidos fueron sus siniestros intentos, ante el Todopoderoso Creador del universo.

  • La Biblia dice: Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 
  • Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
  • pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
  • Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 
  • Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
  • Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
  • Oh Rey del Edén, 
  • consternados viéndote en la cruz del Calvario, nos concerniste de tu santidad,
  • para poder traspasar el umbral del bienaventurado. 
  • Oh Cristo de la gloria, Tú exaltas a los humildes, y aborreces a los despóticos;
  • porque llenos de vanidad, 
  • se jactan de sus principios sépticos.
  •                Paz de Cristo 

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