- Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
- y el que me ve, ve al que me envió.
- Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
- Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
- El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
- Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.
- Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
- Oh mi Cristo, quién fue, sino Tú, el que antes de la fundación del mundo nos escogió,
- y nos santificó,
- para ser revestidos de tus inconmensurables glorias.
- Y ante todo lo moribundo,
- oh Señor, el espíritu de tus siervos no dejó de brillar en el bendito aposento.
- Y es que, cuando uno puede a Dios clamar,
- surge de su excelsa diestra el celestial prodigio.
- Oh Cristo Redentor,
- Tú redimiste a toda la humanidad, con tu muerte, y muerte de cruz en el Calvario.
- Pero se dieron a conocer las hordas del desamor,
- para intentar tirar por tierra tu eterna gloria,
- con gran vileza e inusitado escarnio.
- Oh Cristo Jesús,
- Tú viniste a deshacer las obras del diablo.
- Pero ha lugar, el discípulo que exalta tu celestial plenitud;
- y el obscurantismo del inicuo, que arrastra su alienación por el lodo y el barro.
- Oh Cristo Altísimo,
- no existe otro camino de gloria, que el que Tú nos has dejado expedito.
- Y es condición indispensable, entrar en el Lugar Santísimo,
- para postrarnos a tus pies, oh Eterno, con el corazón humillado y contrito.
- Oh Sumo Salvador,
- tus señales nos seguirán por la angosta senda.
- E inmerecidamente nos darás tu primoroso amor,
- para que nuestra alma persevere sin desmayo, hasta ver tu santa faz, oh gran Dios, en la sobrenatural morada eterna.
- Paz de Cristo
miércoles, 19 de abril de 2023
NO PENDED MÁS DEL ABISMO, VUESTRA SALVACION ESTÁ EN CRISTO
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