LA BELLEZA DE TU VIDA, ÚNICAMENTE ESTÁ EN CRISTO

• Jesús, dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
• Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
• porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
• Oh mi Cristo, en todas nuestras acciones el alma se ha de santificar;
• porque al nombre que es sobre todo nombre adorarás,
• para que en el día postrero salves tu alma.
• 
  
• Oh Santo de Israel, 
• de tu senda de gloria, testificamos tus probos heraldos.
• Y es que, asidos a la fe,
• oh Señor, testificamos de tu sagrada memoria. 
• 
  
• Oh Sumo Alfarero, 
• en nuestra humana comprensión no cabe tu eternidad.
• Y sólo en tu perfecta rueda, darás vida a un siervo nuevo,
• que interiorizará, oh Rey de reyes, tu gloriosa verdad.
• 
  
• Oh Cristo Jesús, 
• todo pensamiento es excluyente a la obediencia. 
• Y será tu admirable  luz,
• la que nos revista de la celestial excelencia. 
• 
  
• Jesús, asevera: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 
• Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
• Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
• Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
• Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 
• Oh Hijo del Hombre, llenos hemos sido de tu excelso amor;
• y lucharemos denodadamente para que se multiplique de forma exponencial, en el ignoto futuro.
• Y que nuestro gozoso espíritu sea preservado,
• por tu belleza hasta el fin;
• porque en tu santo nombre, oh Sumo Redentor, hemos de prevalecer. 
•             Paz de Cristo