¡Dios es amor!
Oh hijo de hombre, tú eres la obra maestra del Altísimo, y en cualquier circunstancia has de darle la gloria a Él.
Oh Sumo Redentor,
buscas adoradores que te adoren en espíritu y en verdad; porque es necesario que adoren al que el gran Yo Soy es.
Glorioso y eterno fue el amor de Cristo Jesús,
en su estremecedora crucifixión.
No existe mayor gozo en su inmarcesible luz;
que las almas, de gracia, resistan hasta la sangre el poder de la salvación.
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
Solo a Él debemos solemne reverencia.
Y el que persevere hasta el fin en la Palabra,
recibirá el galardón de sobrenatural excelencia.
Jesús, dijo: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado.
Nada se substrae a su presencia;
porque es un imposible vivir aislado,
oh Rey de reyes, en la ubicuidad de tu magnificencia.
Eterno es el amor,
que excede de todo conocimiento.
Y de inmarcesible fragancia es tu candor;
al ser, oh Fiel y Verdadero, el Fundamento.
Paz de Cristo
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