¡Oh Cristo, Tú viniste a deshacer las obras del diablo!
Ofrendaste tu vida en la cruz del Calvario, redimiendo del oprobio a la entenebrecida humanidad.
Y la Sagrada Palabra les predicó las buenas nuevas del reposo eterno.
No existe la verdad de gloriosa transparencia,
fuera de los postulados bíblicos.
Oh Señor Jesucristo, desposeídos de tu excelsa magnificencia,
nunca podremos ser tus incorruptibles hijos.
Con tu preciosa sangre derramada, oh Cordero inmolado, en el sacrificio de más impiedad jamás cometido;
hiciste real, oh Señor, la era del nuevo pacto de la gracia.
Y todas las proféticas promesas se han cumplido,
por ser el infalible, oh Rey de la gloria.
Oh Fiel y Verdadero,
hemos sido ceñidos por el vínculo de tu perfecto amor.
Y seremos testigos de la inefable expresión del tercer cielo,
por tu sobrenatural misericordia, oh Sumo Hacedor.
Oh Todopoderoso Creador,
harás tierra nueva, y cielo nuevo.
Y ya nunca habrá más temor;
porque Tú, oh Alto y Sublime, serás la luz admirable del universal y majestuoso templo.
Paz de Cristo
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