El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
¿Es nuestra piedad solemne al extremo?¿O hemos hecho caso omiso de nuestro altar?
Aun sabiendo, oh Cristo Jesús, que tu venida es inminente; los inconversos, impasibles a tu llamado serán;
porque jactándose en su incredulidad su ser no menguó, oh Señor, para postrarse a tus pies, y poderte adorar.
La excusa por ignorancia, oh Rey de reyes,
no justificará la sórdida conducta del impío en su abominación.
Cada mañana son nuevas tus misericordias, oh Señor de señores,
para circuncidar la impiedad del perverso corazón.
Gran cuidado ha de tener,
el que con conocimiento de la Palabra le subyace desidia en su cumplimiento.
Y es que, nunca has de caer,
para perseverar hasta el fin; y ser tu alma arrebatada al glorioso firmamento.
Si eres hijo del Señor Jesucristo,
no yerres en los principios bíblicos.
Porque infalible será su sagrada balanza en el día del juicio.
Y de tu boca, oh Santo de Israel, vomitarás a los tibios.
Oh Omnipotente Salvador,
de tu Palabra hasta la última jota se cumplirá.
Y al que le rebose su alma de amor,
este se salvará.
Paz de Cristo
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