A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
No existe mayor gracia, que ser hijo del Altísimo.
Sabed, que Cristo Jesús vino a por los perdidos.
Y has de tener compasión por el pecador; porque tú, por la voluntad del Señor, también fuiste rescatado del abismo.
¡Sí, porque todos los bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos!
Por inmersión en agua te sepultaste conjuntamente con el Señor Jesucristo, para ser resucitado en el día postrero.
Menguar hasta la ínfima expresión, ha de ser el ineludible sometimiento de los que por su gracia hemos sido redimidos.
¡Oh Cordero de Dios, Tú ofrendaste tu vida, para darnos vida eterna, sacrificado en un madero!
La Biblia dice: Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero).
Oh Rey de reyes, nos compraste por el precio de tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario.
En la Escritura se nos da cuenta del Fiel y Verdadero;
y de su piedad como el sagrado misterio del eterno santuario.
Desecha toda hipocresía,
ante la verdad del Alto y Sublime.
Porque sus misericordias nos acompañan cada nuevo día.
Así que, sobre las sórdidas mascaras del maligno, invocarás el nombre que es sobre todo nombre, para estar firme.
Porque la salvación es individual,
desaprueba el oprobio en el nombre de Jesús.
Y clama al Santo Espíritu celestial,
para que seas concernido en su admirable luz.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario