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jueves, 6 de febrero de 2020

SALMO 144:4 EN CRISTO

El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa.
¿Se dejará instruir por la pureza del viento?
El hombre no es transparente en nada;
y su reputación está enmascarada en el abismo incierto.

El ser humano dice sin convicción que conoce al Señor Jesucristo;
porque ha oído hablar de Él de manera entrecortada.
Y aun sabe que de su vida habrá juicio;
pero se enroca en que la excusa inmunda le servirá como coartada.

El inicuo se jacta de una fatua insolencia,
y argumenta vanamente que busca el rostro de Cristo Jesús.
Y es que, en la realidad de su indecencia,
cree vislumbrar en la más absoluta obscuridad, una inexistente luz.

No permitas a tu corazón de piedra,
seguir ahondando en la impiedad.
Abre al Rey de reyes, esa opaca puerta, 
para ser cautivo de la excelsa verdad.

Nítida es la percepción del mensaje sagrado,
que ahora le es audible a tu alma.
Y de la sobrenatural salvación serás bienaventurado;
porque el glorioso viento de Sion, te ha susurrado la buena nueva de que Jesús te ama.
                            Paz de Cristo 





















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