¡Desechad el séptico desarraigo en Cristo!
Someteos a la bíblica obediencia, para ser en el nombre de Jesús, sus consagrados discípulos.
Y unánimes en el Santo Espíritu,
seréis de la Sagrada Escritura sus oidores y hacedores genuinos.
Jesús, dijo: Si vosotros pernaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Oh Rey de reyes, sirviéndote con adoración, seremos siervos de tu libertad.
Y sometidos al Evangelio, nos transformaremos en almas irreprensibles
que sienten la gloriosa eternidad.
La Biblia dice: ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
Despójate del ensañamiento ancestral,
y perdona a tus enemigos; porque sin perdón, oh Señor, no habré dado el eterno paso de ser tu ferviente testigo.
Ayunaste 40 dias y 40 noches en el desierto, oh Cristo Jesús,
y por el diablo fuiste tentado.
La obscuridad, oh Rey de la gloria, nunca prevalecerá sobre tu majestuosa luz;
porque a Lucifer, Tú lo creaste. Y Tú, oh gran Yo Soy, eres el Sumo Hacedor que preexiste a todo lo creado.
El ayuno en el ser humano,
da preponderancia a lo espiritual sobre lo carnal.
Y origina el incienso de la copa del que es santo,
con el firme proposito, oh Omnipotente Salvador, de pervivir en la morada celestial.
Paz de Cristo
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