- Oh mi Cristo, el resplandor de tu luz me sustenta;
- pero aún existe una inercia pecadora, en la que me veo arrastrado hacia el abismo.
- Guárdame, oh Señor, en tu excelsa diestra,
- para que el incomparable cielo sea mi único sino.
- Los tiempos de Dios,
- son los que han resuelto la incertidumbre de la humanidad.
- Porque nunca en su efímero tiempo serán decisivos los seres humanos,
- sino, oh Rey de reyes, por la gracia recibida de tu verdad.
- La Biblia dice: Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
- El Señor no retarda su promesa, según algunos tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sin que todos procedan al arrepentimiento.
- Oh Alfa y Omega, te doy las gracias, porque en ti mi vida se gloría.
- Y únicamente en tu nombre, se despliegan las alas de la inconmensurable santidad al viento.
- Jesús, dijo: Sed santos, porque yo soy santo.
- Esta visión de gloria ha de ser consubstancial a tu alama.
- Y en el trasfondo de este majestuoso pensamiento, habrás de tornar lo profano;
- si anhelas ver al Fiel y Verdadero que más te ama.
- Oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo,
- Tú eres muy celoso de tu gloria.
- Y solo en la verdad del Santo Espíritu,
- la plenitud del paraíso será nuestra victoria.
- Paz de Cristo
jueves, 19 de noviembre de 2020
ENTRE LUCES Y SOMBRAS, SOY PERFECCIONADO EN CRISTO
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