- Oh Cristo, la asechanza del diablo,
- se multiplica exponencialmente sobre la veleidad de los seres humanos.
- La humanidad ensoberbecida, busca su enaltecimiento en lo fatuo,
- idolatrando la mentira perversa de los más profanos.
- Jesús, dijo: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
- Tú, oh Señor, has visto al hombre rendirse ante la voluptuosidad.
- No exite oprobio más estéril,
- que hacer lo diametralmente opuesto al candor de la verdad.
- En la senda ancha, oh Altísimo Señor Jesucristo,
- no te condiciona un tropezadero visible.
- Pero si te redarguye el Santo Espíritu;
- habrás de ponerte el yelmo de salvación y la coraza de justicia, para en el nombre de Jesús, ser ante el maligno invencible.
- Los obstáculos del angosto vivir,
- a las primeras de cambio nos hacen desmayar.
- Oh Cristo Jesús, los clavos traspasando tus pies y tus manos en la cruz del Calvario, en mi cuerpo he de sentir;
- y así saber, como Tú, oh Rey de la gloria, nos pudiste hasta la muerte amar.
- Hemos de concluir, oh Fiel y Verdadero,
- que la salvación es gozo y paz en el Alfa y la Omega.
- Y que en el día postrero,
- pesará lo oculto del corazón su balanza perfecta.
- Paz de Cristo
domingo, 22 de noviembre de 2020
LA SENDA ANGOSTA, ETERNA SALVACIÓN EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario