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sábado, 7 de noviembre de 2020

NO HAY JUSTICIA, SINO EN CRISTO

  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, 
  • Tú redimiste y justificaste todos nuestros pecados en el abominable sacrificio de la cruz del Calvario.
  • La justicia eterna nos ha sido dada por tu Santo Espíritu;
  • y todo aconteció, desde antes de la fundación del mundo, en el misterioso designio del celestial santuario.

  • Oh Cordero inmolado, tu abnegada resignación en el ignominioso y lacerante martirio sobre tu sagrado e indefenso cuerpo;
  • no te hizo sucumbir, ante la mayor barbarie cometida en la historia de la humanidad.
  • Y destruyeron, oh Señor, tu santísimo templo;
  • pero al tercer día lo reconstruiste, según consta escrito en la bíblica verdad.

  • Lucha con la intrepidez del valiente, y no te lleves a engaño. 
  • El Rey de la gloria, se erigió en su sobrenatural resurrección victorioso sobre la muerte.
  • Y el Eterno, de las ovejas que llamó, ha escogido a las que se consagraron de su rebaño,
  • por ser almas ungidas por el Padre Omnipotente. 

  • La Biblia dice: Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
  • Nuestra pretensión ha de ser incontrovertible, en ofrendarle lo mejor de nuestras vidas al Santo de Israel. 
  • La tibieza no agrada al Sumo Creador, que merece lo más solemne;
  • has de serle cada segundo de tu vida indefectiblemente fiel.
  •  
  • Jesús, aseveró: Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 
  • Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
  • Oh Fiel y Verdadero, con tu Sagrada Palabra nos has sido en todo propicio; 
  • pero el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, es galardonador de los que le buscan, de los que buscan su rostro,
  • para ser en su eterna gloria el siervo bienaventurado. 
  •                          Paz de Cristo 

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