- Oh Cristo, no he hecho aún ningún reconocimiento digno de tu gracia en mi alma;
- sigo atado con servilismo ancestral al mundo necio.
- La sagrada verdad es del que incondicionalmente ama;
- y del que resiste hasta la sangre su santidad, porque le ha costado un inestimable precio.
- Las partes irredimidas de mi espíritu, alma y cuerpo,
- claman tu socorro, oh Alto y Sublime, en un tiempo muy sumario.
- Y es que, he de ser por ti arrebatado, oh mi Cristo;
- no me dejes caer en el abismo, que es a la vida contrario.
- La herrumbre del ser, tu excelsa diestra ha de pulir,
- oh Rey de la gloria.
- Y nunca habra muerte en el humano existir,
- sino una vida de eterna victoria.
- Oh Cordero inmolado,
- en la cruz del Calvario derramaste tu majestuosa sangre, para hacer el muevo pacto de la gracia.
- Y de tu amada Iglesia, es el discipulo bienaventurado;
- y semilla de tu linaje a la sazón, el alma consagrada a tu Palabra.
- El alma salva,
- únicamente es conocida por el designio inescrutable del Señor.
- Y el glorioso galardón de eternidad, será para el que a Jesús ama,
- de todo su corazón y con santísimo candor.
- Paz de Cristo
domingo, 1 de noviembre de 2020
TUS DELEITES MUNDANOS, MUERTE EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario