- Oh Cristo, tu Sagrada Palabra nos ha dado sabiduría,
- para llegar incipientemente a tu sobrenatural conocimiento.
- E intentamos seguir tus pasos, oh Señor, por la santísima senda cada día;
- y así lograr ver nuestros nombres escritos en el glorioso firmamento.
- La barrera carnal nos impide sobremanera,
- ser ceñidos por la pureza del lino espiritual.
- Pero, oh Rey de reyes, el corazón irreprensible no desespera;
- si confía en tu tiempo de eternidad celestial.
- Creer en el Todopoderoso Señor Jesucristo,
- nos ha permitido reconocer al necio con su máscara esperpéntica.
- Esclarecedor es el Santo Espíritu,
- cuando te anuncia la encrucijada séptica.
- Oh Cristo Jesús, hemos descubierto la libertad,
- en los infinitos espacios de tu santuario.
- Y es que, nos estaba vetada por nuestra entenebrecida opacidad;
- al desconocer, oh Rey de la gloría, que Tú nos diste eterna vida, en la cruz del monte Calvario.
- Y de arriba abajo se rasgó el velo del templo, para darnos entrada al Lugar Santísimo,
- oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo, al expirar en la cruz, donde clavaste todos los pecados y delitos de los que nos inculpaba el acusador.
- Y nunca hubo lugar al juicio sumarísimo;
- porque Tú, oh Señor Jesús, no te acordaste más de nuestra abominable ignominia, por la gracia de tu excelso amor.
- Paz de Cristo
martes, 10 de noviembre de 2020
SER TU SIERVO ES EL MAYOR PRIVILEGIO, OH CRISTO
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