Oh Cristo, de todo lo que has creado,
el hombre es la máxima perfección.
En tu obediencia le habías guardado;
pero se frustró, por su engañoso corazón.
Oh Cristo Jesús, a tus ojos sobrevino el original pecado,
que al ser humano le privó de la sabiduría espiritual.
Y el paraíso terrenal, del inmerecidamente bienaventurado,
se transformó en obscuridad letal.
Oh Señor Jesucristo, seré tu digno seguidor,
si niego de mi alma su voluntad.
Profesarte solemne amor,
es dar cumplimiento a tu única y sagrada verdad.
Oh Rey de la gloria, sometidos a la fe,
nada de lo que pidiéramos en oración nos será negado.
Porque el que clama al Señor, que no ve;
todo le será concedido, al no despreciar tu piedad a un hijo a tus pies postrado.
Oh Cordero inmolado, diste una insondable respuesta al ofrendar tu vida,
para conceder al hombre salvación.
Por tu preciosa sangre derramada fue la humanidad redimida.
Y el corazón circunciso recibió de lo alto la gloriosa bendición.
Paz de Cristo
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