Oh Cristo, Tú mides la existencia,
de las buenas e inicuas almas.
Llegaremos a la gloriosa excelencia;
si en tu Espíritu nos guardas.
Dad la vida con ardiente valentía,
en el Nombre de Jesús.
Sed atalayas noche y día,
como cosagrados hijos de luz.
La circunstancia en la que fenezcas,
es irrelevante.
Oh Señor Jesucristo, elevando al cielo sagradas alabanzas,
expiraré santamente.
A la final trompeta,
alerta estaremos a tu arrebatamiento de gloria.
Serás, oh Rey de reyes, desde oriente y hasta occidente, una relampagueante saeta,
anunciando a tu Iglesia santa la victoria.
A los pies del Alfa y la Omega,
siempre habréis de estar unánimes en oración.
Presentaros ante el Señor, vestidos de blanco lino sin mancha ni arruga,
con un contrito y humillado corazón.
Paz de Cristo
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