Oh Cristo, tus lágrimas,
conmovieron el corazón del universo.
La transparencia de sus plegarias,
nos llevan a la contrición profunda, de no seguir traicionandole con la tibieza de un beso.
Oh Cristo Jesús, la Escritura Sagrada,
revela fielmente tu eterna compasión.
Y su bendición, no añade tristeza,
cuando, oh Señor, tus lagrimas hicieron postrarse a mi humillado corazón.
Oh Señor Jesucristo, las sagradas lágrimas
que brotaron de tu santuario,
han dado luz a las obscuras almas.
Y para seguir tus santas huellas, oh Cordero inmolado, se harán obedientes hasta tu muerte y muerte de cruz, que verbigracia consumaste en el Calvario.
Oh Señor Jesús, las lágrimas que derramaste en Getsemaní,
purificaron a la humanidad del pecado.
En un de repente volvieron en sí,
todos los que recibieron el don bienaventurado.
Oh Rey de reyes, tus lágrimas aún conservan su glorioso candor,
y siguen convirtiendo almas.
Oh Señor de señores, con tu omnipresente amor,
buscas a los perdidos, que por fe serán de salvación en tus eternas moradas.
Paz de Cristo
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