Oh Cristo, no hay que subir a la montaña más alta,
ni bajar al abismo más profundo.
Si haces poesía de la Sagrada Palabra, vivirás el sublime gozo de acercar a las almas, el Evangelio que salva al mundo.
La visión humana de la Palabra,
ha de ser la expresión hecha belleza al describir la eternidad.
Si uno en espíritu y en verdad al Señor Jesucristo ama,
dará pinceladas poéticas de celestial paz.
Es Dios hablándote,
en la espontaneidad poética.
En Él todo amanece,
y plasma su gloriosa esencia.
El perfume de la rosa,
Tú creaste, oh Señor.
Y resplandece tan hermosa;
porque de ella emana amor.
Si salvos somos por gracia,
oh Cristo Jesús.
Que sea tu Palabra,
en nuestro ser, poesía de eterna luz.
Paz de Cristo
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