EL GOZO SOLEMNE DE LA IGLESIA EN ADORACIÓN A CRISTO

Se percibe con fulgor la fragancia, oh Cristo,
en tu solemne adoración.
Es manifiesto el mover del Santo Espíritu,
cuando se estremece con sobrenatural pálpito el corazón.

La visión de tu Iglesia amada, oh Cristo Jesús, 
es de una pureza inusitada, 
Toda rodilla se ha doblado, para recibir tu admirable luz,
que de impoluta blancura vuelve al alma bienaventurada.

 Unanimes en el Espíritu,
 y con el vínculo perfecto del amor, se ha vestido la Iglesia santa.
Oh Señor Jesucristo,
la preservas irreprensible, en tu santuario guardada, sin arruga y sin mancha.

Vivir en tu sagrada verdad, oh Señor Jesús, 
nos ciñe de incorruptible provisión el alma.
No existe mayor plenitud,
que sentir en nuestro ser, como propia, la voluntad del Altísimo, que eternamente nos ama.

En la predicación de la Palabra,
se nos ha consagrado, para exaltar con solemnidad al Todopoderoso Rey de reyes.
Con la actitud indecorosa, no optamos a la salvación del Alfa y la Omega;
sino que daremos alternativa a la impiedad, y allí será el llanto y el crujir de dientes.
                            Paz de Cristo