El camino se torna angosto,
y causa estremecimiento en el espíritu.
La fortaleza del Todopoderoso,
te socorre hasta en lo
más profundo del abismo.
Oh Cristo, tu gozo es mi fortaleza.
Solo tus mimbres santos me sustentan.
Provisión me das, oh Señor, de inusitada fuerza,
ante las iniquidades que del mundo acechan.
Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.
Vencedor he sido en mil batallas, por mor de su Nombre Santo.
Nada me envilece,
el resplandor de su gracia ilumina mi ser desde el universo Cristocentrico.
Mi fe en el Señor Jesucristo es inexpugnable,
nada la puede vencer.
De blindaje imperturbable,
se reviste, oh Rey de reyes, el que en ti ha de creer.
Invisible es la invulnerable fortaleza,
del que se loa en el Sumo Hacedor.
Y aunque este muerto, vivirá el que en el Salvador se regocija;
porque en su alma mora el amor.
Paz de Cristo
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