Tú, diste la vida y la volviste a tomar,
Oh Cristo.
Oh Señor, tu llaga pudieron palpar;
y de tu resurrección nos da fe el Santo Espíritu.
La muerte no retuvo al que por los siglos vive;
porque eterna es su majestuosa potestad.
Y en su magnificencia,
se perpetúa la verdad.
No fue obstaculo,
para el que estuvo muerto, ser el resucitado Rey de reyes.
Y al tercer día salió del sepulcro;
como el primogénito de los muertos, que vive. Y tiene en su poder las llaves de la muerte y del Hades.
Oh Redentor, recriminaste a tus discípulos,
la incredulidad.
Mucho fueron los bulos;
porque Tú eres la Roca de tropiezo, que guardas a los adoradores del Nombre, en tu sagrada paz.
Oh Salvador, el que creyó en tu resurrección;
si es santo, oh Señor, tu rostro verá.
Y hasta lo último de la tierra, las buenas nuevas de salvación a las almas predicará.
Oh Fiel y Verdadero, tu resurrección es indubitable,
a través del don de la fe.
No existe base racional, que lo atestigüe.
Y de gracia nos has hecho bienaventurados, para creer en lo sobrenatural que no se ve.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario