Oh Cristo, ceñiste a la Palabra,
cada sagrada promesa con un fulgor sobrenatural.
Es un santo acorde que nos ama,
en la revelada partitura celestial.
Oh Cristo Jesús, la belleza de la Sagrada Escritura,
se transforma en gozo.
Promesa del misterio eterno es ser nueva criatura:
las cosas viejas pasaron, todo el devenir es hecho un nuevo propósito.
El sello de la promesa,
se conforma en cerrar un circulo Cristocéntrico.
El origen de su naturaleza,
es el omnisciente santuario del principio biblico.
Oh Señor Jesucristo, en la tenebrosa tempestad,
se erige la paz de la promesa.
Manifiesta eternidad,
de infalible verdad que edifica la Roca majestuosa.
Oh Cordero inmolado, Tú eres el autor y consumador de la fe.
Y la promesa ha de ser inmarcesible como una eterna rosa.
Dad vida a lo que no se ve,
y en fragancia imperecedera habréis convertido a la inmortal promesa.
Paz de Cristo
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