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lunes, 7 de enero de 2019

TU RESURRECCIÓN, OH CRISTO, INDUBITABLE PRUEBA DE FE

Oh Cristo, tu gloriosa resurrección, 
sembró la duda en los incrédulos.
Proscrita está la fe del corazón;
si por la razón, oh Señor, pudiéramos ser tus irrenunciables discípulos.

La revelación de tu Nombre, oh Señor Jesús,
nos desvela la santa verdad. 
Y con tu admirable luz,
conviertes las tinieblas en eternidad.

Oímos el eco martilleante de los clavos,
en tu agónico sacrificio.
Oh Cordero inmolado, por tu muerte, y muerte de cruz somos salvos. 
Y vives en la majestuosa exaltación soberana, oh mi Señor Altísimo.

Inconmovible fue tu paz, oh Señor Jesucristo, 
al solicitar el perdón de tus perversos ajusticiadores. 
Y en tu último aliento de vida, con suma obediencia, diste cumplimiento al Sagrado Escrito, 
con la omnisciente frase: Consumado es. 

Creer en el Rey de reyes, es la máxima prueba de fe;
y solo en el Espíritu se hace visible.
Clama al Todopoderoso, que es Dios per se,
y la gloria eterna te hará ver el Invisible.
                               Paz de Cristo





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