- He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
- Tú conocés, oh mi Cristo,
- nuestra extrema precariedad.
- Inclina tu oído, para oír la incesante plegaria que con gran aflicción elevamos a tu santuario eterno.
- Dependencia absoluta tenemos de ti, oh Rey de reyes y Señor de señores,
- en nuestro efímero tiempo de vida.
- Y confiamos en tus misericordias y favores,
- que son de bendición cada día.
- Oh Sumo Alfarero, Tú nos has hecho vasos fragiles,
- para que te demos cada segundo de nuestra existencia la honra y la gloria.
- Pero nuestra dureza de corazón, oh Señor, ha obviado tu paz, haciendonos impermeables a tu Sagrada Palabra.
- El mundo ha usado ancestralmente sus endiabladas mascaras,
- para ocultar los execrables pecados.
- Pero en la pademia, buenos y malos, tuvieron que hacer irreconocibles sus rostros, por la obligación de ponérselas;
- y así, encubrir drásticamente la verdad de sus delitos más despiadados.
- La Biblia dice: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
- Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
- Póstrate sin dilación, en solemne arrepentimiento, a los santisimos pies del Alto y Sublime que te enjuiciará;
- y de gracia, tu alma vislumbrará
- la piadosa posibilidad de ser salva.
- Paz de Cristo
lunes, 24 de agosto de 2020
JEREMÍAS 33:6 EN CRISTO
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