- Oh Soberano Señor Jesucristo,
- en eterna adoracion, a tus pies estamos postrados.
- Y por el poder del Santo Espíritu,
- de gracia somos bienaventurados.
- Oh Alto y Sublime, por amor de tu nombre,
- nos estás perfeccionando para la excelsa gloria.
- Desestimado fuiste en tu visitación, oh Rey de reyes. ¿Cómo tan grande honra despreció el hombre?
- ¿Cuándo, en tu inexcrutable designio, le concediste el privilegio de la eterna victoria?
- Ante el infalible cumplimiento de tus promesas, oh Sumo Formador.
- El insolente ser humano, opta por el ignominioso ultraje de la Palabra.
- Tu fidelidad, oh Señor,
- no conmueve al que no ama.
- La arrogante humanidad,
- cree en su autosuficiencia.
- No sabiendo, oh Cristo Jesús, que fuera de ti no existe verdad,
- sino en tu gloriosa magnificencia.
- El don de la fe, oh Omnipotente Señor y Redentor Jesucristo, es excluyente de haber sido testigos in situ de tus milagros.
- Tu vida sigue su curso inexorable, por el aire que respiras, que es un
- grandioso prodigio en sí mismo.
- De gracia hemos recibido este elemento primordial los displicentes seres humanos;
- y su Creador, no es otro que el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Paz de Cristo
jueves, 20 de agosto de 2020
TU ADORACIÓN, PARTE INEXCUSABLE EN CRISTO
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