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miércoles, 5 de agosto de 2020

LOS ÍDOLOS PERVIERTEN LA VIDA EN CRISTO

El Altísimo Señor Jesucristo es el único digno de adoración,
Él es el Sumo Creador del universo.
Y de todo lo creado, a la sazón,
es el Sublime Arquitecto.

Por el contrario,
anatema son todos los ídolos.
Y es que, de tu perfección terrenal, oh Omnipotente Redentor, al hombre le has dado potestad de ser enseñoreado;
y nada se ha substraido a sus más reprobables pensamientos.

La egolatría gobierna a la humanidad.
A tal punto que, oh Cordero inmolado, venciste al imperio de la muerte con tu muerte.
Y únicamente conocerá la gloriosa eternidad; 
el alma pura, que en tu nombre se arrepiente.

No subestimes a ningún idolo.
La mentira no es ni grande, ni pequeña;
define en Cristo, 
su gravísima impureza.

Existe en el ser hunano un hecho irrefutable:
la concupiscencia recurrente en el pecado.
Pero el que inexcusablemete pecó, con su corazón contrito y humillado se refugia en una fortaleza inexpugnable; 
que es el gozo del Señor, para ser santificado.
                            Paz de Cristo 


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