- Oh Cristo, necesitamos la piedad de tu mirada,
- ser compasivos con las vicisitudes del prójimo.
- Qué no nos desvirtúe la maldad despiadada,
- y socorramos a lo cojo del camino.
- No mires nunca el obsceno pasado;
- y busca el rostro del Altísimo Señor Jesucristo.
- Sujeta con firmeza el timón del arado,
- para hacer el surco recto en la verdad del Santo Espíritu.
- Sí, los bautizados en Cristo, de Cristo estamos revestidos.
- Él nos transformó en nuevas criaturas; y en su nombre, nacimos de nuevo.
- Ya no somos odres envejecidos:
- ahora vivimos, oh Señor, regocijados en tu poder eterno.
- Jesús, dijo: Si vosotros permaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discipulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
- La libertad mundana es propia del anticristo.
- Que sea solo a vuestra alma perceptible,
- la gloria del precepto bíblico.
- Y también: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
- Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
- Lo esencial es amar;
- y serás el perfecto siervo de Cristo, sin arruga y sin mancha.
- Paz de Cristo
viernes, 14 de agosto de 2020
LA MIRADA PERVERSA, NO VE TU GLORIA, OH CRISTO
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