- Oh mi Cristo,
- inmerecidamente me has dado el glorioso privilegio de predicar poéticamente la Sagrada Palabra.
- Y porque ninguna verdad está fuera del Santo Espíritu;
- a lo largo y ancho de la tierra, tengo la firme convicción de anunciarla.
- Oh Alto y Sublime,
- fervientes gracias te doy, por haberme reservado esta grandiosa provisión para compartirla con toda la humanidad.
- Y esta manifestación de gloria acontece,
- con la fortaleza inusitada de la única y santísima verdad.
- Oh Sumo Hacedor,
- me postro rendido a tus pies, por esta magna predicación espiritual.
- Y porque Dios es amor,
- nada será impedimento al designio celestial.
- Oh Santo,
- somo como sombras intentando obscurecer la luz solar.
- Y porque de gracia hemos recibido la sabiduría de lo alto,
- oh Señor, nuestro corazón en su latir proclama, que únicamente con la perfecta piedad se puede amar.
- Oh Eterno,
- revístenos de tu gloriosa pureza.
- Y por ser, tu verdado heraldo, oh Rey de reyes, tengo que predicar sin desmayo,
- que tu eterna gloria celestial es la más justa e irrefutable certeza.
- Paz de Cristo
viernes, 2 de diciembre de 2022
CUÁNDO EL CIELO TE ASIGNA UNA MISIÓN, CÚMPLELA SIN REMISIÓN EN CRISTO
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