- Oh mi Cristo,
- Tú fuiste sacrificado con la ignominia más abominable, y sin ninguna culpa.
- Pero por gracia nos libertaste del tenebroso abismo,
- para darnos vida y vida en abundancia.
- Oh Santo,
- en el binomio bondad- muerte se nos obnubila la mente ante tal antítesis.
- Y nos sobreviene el espanto,
- oh Señor, cuando sabemos que tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario, purifico nuestra más execrable sepsis.
- Oh Hijo del Hombre,
- por ser Tú, Dios manifestado en carne,
- pudiste dar redención a mi abyecto pecado en tu glorioso nombre;
- y por mor de tu excelsa diestra, pudiere al fin salvarme.
- Oh Eterno,
- en la gloria de tu santuario se pergeñó la salvación de la disoluta humanidad.
- Y la Cristocéntrica sabiduría del cielo,
- sepultó nuestro aberrante pecado, venciendo al imperio de la muerte, con la muerte, sepultura y resurrección de la santísima verdad.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- nadie, sino Tú, puede atar los obscenos cabos de la inicua letalidad.
- Pero por la angosta senda del Espíritu,
- tus genuinos discípulos hemos podido ver por fe la inefable santidad.
- Paz de Cristo
martes, 13 de diciembre de 2022
TÚ QUEJA SIEMPRE SERÁ FATUA. ÉL NUCA SE QUEJÓ, Y NO HA HABIDO MAYOR TRAICIÓN QUE LA QUE TE OCASIONÓ LA MUERTE, OH CRISTO
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