- Oh mi Cristo,
- el mundo vive al margen de tu morada eterna.
- Pero es en tu glorioso propósito,
- donde se manifiesta el alma plena.
- Oh Cristo Redentor,
- desde la cruz del Calvario, padeciste la perversa crueldad de las hordas inicuas.
- Sin embargo, redimiste a toda la humanidad con tu excelso amor;
- para que las almas que creyeren en el nombre que es sobre todo nombre, fueren salvas.
- Oh Santo de Israel,
- el misterio de tu manifestación en carne, encierra la salvación de la humanidad.
- Y esta encriptada gloria, oh Señor, nos la has resuelto con la fe,
- porque deja ver meridianamente la santísima verdad.
- Oh Hijo del Hombre,
- en tu ministerio público, la senda más angosta se hizo inseparable de las buenas nuevas de salvación eterna.
- Y es que, los heraldos que testificamos en tu excelso nombre,
- anhelamos salvar a las incredulas almas de su condena.
- Oh gran Yo Soy,
- por tu gracia será raída la ancestral herrumbre que recubre al inicuo ser.
- Y Tú puedes, oh Rey de la gloria, un día como hoy,
- revelar al inconverso que la celestial plenitud es ver por fe.
- Paz de Cristo
domingo, 18 de diciembre de 2022
CUIDA EL PROPÓSITO ETERNO, QUE EN TU EXISTENCIA A PUESTO EL TODOPODEROSO SEÑOR JESUCRISTO
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